Ya me han dicho que palabras pueden
herir más que la fuerza de las manos.
Yo he dudado hasta que sentí
el dolor que mis propias palabras
me hicieron llorar.
 
Ya no importa si la canción
me hace soñar,
tampoco si hay dulces
que pondríanme feliz.
Sólo hay pesadillas
que persiguen a las dulces sonrisas
que mi amor me ha trago un día.
 
Si supieras lo cuanto intento
hacerte feliz.
No herirlo,
no hacerlo llorar,
ni hacerlo dudar
de todo que tenemos.
 
Pero hay probaciones
que tenemos que pasar,
¿no es? Hazme creer que sí.
 
Es cierto que el que temenos
es mayor.
Pero a veces sufrimos tanto,
y todo parece tan pequeño
cerca de lo que construímos,
aunque en poco tiempo.
El que basta.

Soraya Costa
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